Nunca viene mal tener algún ayudante a mano dispuesto a recibir una bala dirigida a ti o que te ofrezca un hombro cuando toca retirarse de algún encuentro poco fortuito. Para ello debes de contar con los mejores mayordomos, siempre dispuestos a ofrecerte un refrigerio o un arma, dependiendo de si el duelo requiere una u otra cosa.
No hay comentarios:
Publicar un comentario